Sopa fría para combatir el calor
Hidrata, aporta nutrientes básicos y, además, contribuye a no engordar.
Sopas frías para aguantar las altas temperaturas
La sopa no tiene porqué ser un plato exclusivo del invierno. Existen infinidad de formas de prepararla y las frías pueden convertirse en las mejores aliadas del verano. Son ligeras y nutritivas y ayudan a enriquecer la dieta. Y, lo que es muy importante, ayudan a mantenerse hidratado. No en vano, el gazpacho es el plato más típico del verano español.
La elaboración de las sopas frías no entraña ninguna dificultad. Lo fundamental es escoger buenos ingredientes y combinarlos entre sí. Por ejemplo:
- Escoger frutas carnosas de la estación para hacer una crema: melón, mango, plátano, ciruelas…
- Escoger verduras carnosas y aromatizarlas con especias, pan mojado con vinagre o combinarlas con crema de leche.
- Puede optarse también por las verduras cocidas y posteriormente triturarlas o infusionar el caldo para acompañarlo de pasta, albóndigas o incluso frutos secos.
La sopa por excelencia: el gazpacho andaluz
Un ejemplo nutritivo y sabroso de sopa fría es el gazpacho andaluz, típico de Andalucía, que se ha extendido a todas las mesas españolas y que ha traspasado ya fronteras.
Se trata de un puré frío de hortalizas con un alto valor nutritivo y básicas en la dieta mediterránea (tomate, pimiento, pepino, ajo y cebolla –ésta última es opcional-) donde el aceite de oliva actúa como emulgente. Para que el batido tenga más consistencia, se puede utilizar miga de pan acompañado de agua.
También se añade un chorro de vinagre para resaltar los sabores de estos alimentos pero sin pasarse. Y quiénes lo deseen pueden añadir una pizca de sal. Todos estos ingredientes se trituran hasta que adquiere la consistencia líquida. “El mayor avance técnico que ha permitido la realización de excelentes gazpachos es la batidora. Gracias a ella se pueden hacer conseguir texturas cremosas sin excesivo trabajo, porque antes había que majar durante horas en el mortero”, explica el escritor y especialista en Gastronomía, Pepe Iglesias, director de la Enciclopedia de Gastronomía .
Al servirlo, puede acompañarse de pepino, tomate, cebolla o picatostes (trocitos de pan frito) en taquitos. Aunque es mejor prescindir de este último si lo que se desea es perder peso. Algunos famosos chefs han hecho verdaderas filigranas en su presentación. “Por ejemplo, Víctor Merino, con su famoso gazpacho de bogavante. En las últimas dos décadas se han bautizado como gazpacho a infinidad de sopas frías, aunque las más interesantes son las de sandía, remolacha, fresas…”, indica el experto.
El gazpacho en la historia
A pesar de que Don Miguel de Cervantes habló de él en su Quijote poniendo en boca de su caballero andante: “Más quiero hartarme de gazpachos que estar sujeto a la miseria de un médico impertinente que me mate de hambre”, no existen muchos datos acerca de cómo llegó el gazpacho a nuestras mesas. Sin embargo, sí se sabe que, al igual que otro tipo de sopas frías, formaba parte del sustento alimentario de las clases más desfavorecidas. En concreto, de jornaleros y pobres del sur de la península ibérica.
Según Pepe Iglesias “no se sabe cómo eran esos gazpachos de los que se habla en El Quijote, ya que incluso en el siglo XIX Blasco Ibáñez describía los que comían los vendimiadores de Jerez como pan remojado en agua. De lo que no hay duda es que lo que hoy llamamos gazpacho no se pudo preparar hasta el siglo XVII ya que no fue hasta ese momento cuando en España se empezaron a consumir tomates y pimientos”. Lo que sí podemos situar es su entrada en las mesas burguesas de forma muy concreta a finales del siglo XIX. Doña Emilia Pardo Bazán señaló refiriéndose al gazpacho: “En otro tiempo se consideraba tan popular, que en una mesa algo refinada no cabía presentarlo. Hoy se ha puesto de moda y, helado, se sirve como sopa de verano en la mesa del Rey y en las casas más aristocráticas”
Variedades:
- Gazpacho Andaluz:
Típico de Andalucía, que se ha extendido a todas las mesas españolas y que ha traspasado ya fronteras. - Salmorejo:
Es un gazpacho mucho más espeso ya que hay mayor cantidad de pan. Puede añadirse como guarnición huevo duro o jamón ibérico picado. - Ajoblanco:
Consiste en una sopa de agua, miga de pan, almendras sin tostar, ajo y aceite de oliva.
Fuente: Nuria Safont / about.com
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