De Creencias y Serpientes
Recientemente, en una de mis salidas en bicicleta por el sur de Tailandia, observé como una multitud se apelotonaba en un lugar junto a una gran roca, al lado de la carretera. Debido a mi curiosidad, no pude más que dar media vuelta y acercarme a ver de qué se trataba. Había una gran serpiente muerta, encogida en sí misma, dentro de una urna de cristal, sobre una mesa. Alrededor, todo el espacio ocupado por flores y velas.
A trancas y barrancas, debido a mi , todavía ,flojo nivel del idioma tailandés, pude más o menos averiguar lo que sucedía. Parece ser que el reptil fue atropellado unas semanas antes por un coche mientras cruzaba la carretera. Lo depositaron sobre una roca, junto a la cuneta. Los días iban pasando y el animal no se descomponía, sino que se mantenía siempre igual.
Pues bien, unos días después, el lugar ya se había convertido en un santuario o lugar de peregrinación, donde acudían las gentes de los pueblos vecinos para rezar, tanto al animal como a la roca donde fue depositado, pues ambos han adquirido el nivel de sagrados.
Decidí dejar este artículo en ¨stand by¨ unas semanas, a ver qué pasaba. Pues bien, sólo dos semanas después, se han tenido que poner avisos en la carretera debido a las aglomeraciones de coches aparcados que han llevado a multitud de personas al lugar. Alrededor del sitio en cuestión, se han colocado tenderetes y puestos de venta de comida y bebida. Se ha erigido una estatua representando una gran serpiente y, los días víspera del sorteo de la lotería nacional, la gran multitud que acude a rogar por su buena suerte es algo digno de ver.
¿Se trata de fe? ¿Es simple superstición? Cada uno tendrá su opinión. El aspecto que me interesa, es el de como el viajar nos hace partícipes de las costumbres de otras gentes y pueblos, abriendo nuestras mentes a otras maneras de entender el mundo y la vida e incluso dándonos la posibilidad de hacer un ejercicio de comparación con nuestros sitios de origen, pues a lo mejor nos damos cuenta que las diferencias culturales que nos separan quizá no sean tantas.