Aprender a Cambiar
En esta primera entrega en Infodonde, quiero compartir algunas ideas sobre el aprendizaje humano y la condición indispensable para ello, que es el cambio. Es que no aprendemos de lo conocido, sería reforzar, lo hacemos ante lo nuevo, diferente, lo que intriga, genera curiosidad, lo que nos exige incluso irrita y molesta.
Curiosamente a lo que podríamos escuchar con mucha frecuencia, la verdad es que no es difícil cambiar, lo hacemos continuamente. Visto desde otra perspectiva, no es tan fácil evitar cambiar nuestro comportamiento, sucede solo con exponernos a nuevas situaciones y cuando generamos actividad mental diferente.
Y como para muchas cosas más, sobre este tema también hay opiniones a favor y en contra. Para algunos, es casi un seguro para su tranquilidad pensar que permanecen intactos cual copia fiel desde que nacieron. Otros, generan las condiciones para cambiar continuamente, es casi su prueba de estar vivos, adaptados, flexibles, activos, lejos de la obsolescencia.
Mucho está aportando la Neurociencia en este sentido. Casi nos dice que la única condición para cambiar es estar vivo y expuesto continuamente a situaciones variadas que requieren respuestas nuevas, cero automáticas – habituales.
Es decir, situaciones que nos exigen reflexión, comprensión de la emocionalidad presente y las consecuentes decisiones y acciones.
Los avances también indican que adquirimos conocimientos con mayor facilidad mientras hacemos o experimentamos, en contraposición al memorizar o el mero repetir.
Y es que aprender + cambiar es, en esencia, ser capaz de sobrevivir, por el contrario, que sería de nuestra especie de no haber descubierto el fuego, la rueda, cultivar la tierra, cuidar animales, construir herramientas,…
La famosa zona de “confort” que en lo personal muchas veces la concibo como de “disconfort”, en la medida en que podemos estar en ella insatisfechos, molestos, inseguros, frustrados…y aun así puede que continuemos dentro de ella, pues fuera, existe algo que no conocemos – la incertidumbre– y de ella hemos generado sensaciones nada apetecibles.
¿Y entonces? ¿Cómo cambiar con ánimo, deseos de lo nuevo si nos han metido miedo conque fuera está el lobo?.
Si esa zona de supuesto confort, comodidad, bienestar no fuese tal, ¿qué tal cambiar el nombre por otro que no genere incoherencia?
Para muchos este ha sido un elemento que les ha dificultado su cambio, su resistencia a salir de un lugar solo por ser conocido.
Venga, pon tu propio nombre a ese espacio, momento de vida, modo en que te relacionas, también puede ser un estado de salud comprometido del que no puedes o crees que no quieres salir.
Que si quieres cambiar algo en tu vida actual, ¿Y si comienzas por reconocer lo que no quieres mantener? ¿quizás ampliar?, no necesariamente sustituir.
Que ya has iniciado este proceso?, muy importante estarse atentos a las resistencias:
Mentales: Las opiniones propias y ajenas que te explicarán lo absurdo o imposible de cambiar,
Psicológicas: emociones, actitudes relacionadas con el miedo y desconfianza cada vez que des pasos hacia atrás en tu empeño.
Además habrá gente- resistencia sociológicas, que te dirán que estás cambiando tus valores y que te alejas del grupo.
En fin, visto el cambio como un proceso, esas resistencias son esperables y necesarias de aceptar para poder superarlas y ampliar tus horizontes.
Un paso a la vez, visualiza qué te gustaría ser, dónde estar, tener, sentir, lograr… y exponte a nuevas situaciones.
Finalmente, lee sobre nuevos temas y conecta con gente diferente.
Pregunta abiertamente y atrévete a responder con honestidad, serás tú abriéndote a lo desconocido te potenciará y expandirás tus posibilidades.